Hoy mis ojos abrieron la puerta de agua, incorporé mi cuerpo para ver si te encontrabas, recorrí con la vista mi habitación, mire la ventana abierta, pero las gotas frías que cayeron en mis piernas frenaron mi emoción. Mi escritorio con mis libros, los he leído cada noche, mis manos conocen bien la parte favorita de cada uno de ellos; examine los cuadernos donde he plasmado cada letra mía, cada relato, cada acróstico, a lado de mi caja azul, mi carpeta morada, hecha de sobras de cartón, se esconden mis bocetos de lápiz y carboncillo; estas ahí, solo buscándote en cada hoja, te harás presente.
Una tarde comencé por la línea de tus ojos, le siguió la cabellera alborotada en remolinos, figura que me gusta ver en ti, del amor tu rostro deje aquel medio día, en aquel cuadro tu ya estabas; a lo lejos mi mar en quietud, la LUNA, bella dama, arrullando en su hogar nocturno, la cruz situada en la orilla de la arena, grabada la frase “TE QUIERO”, en lengua diferente de la nuestra, el espíritu transformo la alegría, abriste la alas, venas bifurcadas, iluminadas por los rayos plateados, espiral de lluvias dejándose caer en la mariposa que acompaña la simbología de esta vida.
Hoy desperté con mis ojos de agua, recordé la suavidad de la canela, que es tu composición desde tu concepción. Hoy desperté pensando en ti, hoy siento la preocupación, porque veo cuanto sufres, tu angustia y pensamiento afligido cuando sales a caminar, con tu estado en soledad, pero nunca solo estas, mi estrella cuida tus pasos y mis bendiciones van como un velo de cariño. Hoy desperté pensando en ti, y mis lágrimas limpiaron la cicatriz que había olvidado…
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